Los asistentes recibirán su título el próximo 29 de septiembre en una ceremonia al interior de la penitenciaría. A las clases asistieron alrededor de 72 personas, entre condenados y sindicados.
El curso se planeó con un enfoque interseccional que expusiera las dificultades y necesidades diferenciadas de la población privada de la libertad, a partir de la aplicación de un enfoque diferencial e interseccional, al tiempo que se proporcionaran herramientas para la defensa de sus derechos como población vulnerable.
Por eso, en el curso se incluyeron sesiones dedicadas a los derechos humanos de la población migrante privada de la libertad, con orientación sexual e identidad de género diversas, mujeres, padres y madres cabeza de familia y adultos mayores. También sobre subrogados y mecanismos alternativos a la pena, tratamiento penitenciario, faltas disciplinarias y competencias del cuerpo de custodia, entre otros temas.
La selección de los participantes del curso estuvo a cargo de la guardia penitenciaria de la Cárcel La Picota, especialmente, en el Grupo de Derechos Humanos, la Dirección y el Ministerio de Justicia. En esta, se tuvo en cuenta a los representantes de Derechos Humanos de cada uno de los patios de la reclusión, así como a representantes de poblaciones vulnerables, como personas de la población LGBTIQ+, adultos mayores, afrodescendientes, entre otras.
El tiempo del curso, que sumó en total 20 horas, será descontado de las penas privativas de la libertad de los participantes a título de redención. De acuerdo con el Código Penitenciario y Carcelario, se abonará un día de reclusión por dos días de estudio, y se computará como un día de estudio la dedicación a esta actividad durante seis horas. Es decir, que por las 20 horas del curso se les descontará a los asistentes algo más de un día de la pena.
“Esto es bien importante porque justamente por la crisis que hay en el sistema penitenciario muy poca gente logra redimir, pues no hay oferta de actividades para tanta demanda”, explica Fernando Tamayo, director del Grupo de Prisiones de la Facultad.
De este programa se había realizado un piloto en la Universidad Distrital y se espera replicarlo en la Cárcel Modelo y la cárcel de mujeres El Buen Pastor.