Cualquiera que se acerque podría pensar que es una clase corriente, pero las sesiones del Laboratorio de Diseño para la Justicia (LabJusticia) tienen algo bien particular, pues allí se juntan estudiantes de ingeniería, diseño y derecho para buscar soluciones a problemas reales de instituciones que imparten justicia o propenden por ella.
Este semestre, están pensando cómo romper una brecha de comunicación que tiene la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD) con la comunidad LGBTIQ+; como hacer efectiva la garantía de derechos de niños, niñas y adolescentes por parte de instituciones educativas, y cómo apoyar la generación de sentencias de la Corte Constitucional para llegar a diferentes audiencias.
Lo más interesante es que en esos grupos están también un representante de la UBPD, de la Corte Constitucional y del Consultorio Jurídico de Los Andes para compartir esos contextos problemáticos, responder preguntas de los estudiantes, y construir entre todos alternativas de solución.
Lo han hecho así desde hace unos años en los que han estado aportando con ideas concretas, como el apoyo a personas con discapacidad visual para interponer tutelas de forma oral, la implementación de Inteligencia Artificial en la organización y clasificación de las tutelas que llegan a la Corte Constitucional, o pódcast para explicar mediante lenguaje coloquial las decisiones que toma ese tribunal, por ejemplo.
Eso que hacen se llama diseño legal y lo que busca es acercar el derecho a quienes no son abogados y facilitar el acceso a la justicia de quienes la necesitan. “El diseño legal se enfoca en acercar los servicios legales a la ciudadanía”, señala el profesor Joaquín Santuber, quien lidera el Laboratorio desde la Facultad de Derecho.